lunes, 21 de mayo de 2012

"SER O NO SER"


Ser o no ser”… “To be or not to be” Esta es la más célebre línea de la obra de William Shakespeare: Hamlet. Desde siempre -lo cual significa desde que la leí- he considerado a Hamlet una obra magistral, única e irrepetible, en la que Shakespeare va desarrollando temas tan vigentes como la traición, el amor, la venganza y la amistad.

Hamlet, el protagonista de la obra es un joven muy decepcionado de su entorno. Un entorno corrupto y algo hostil que ha perdido su esplendor a raíz de la muerte de su padre, quien fuera en vida el Rey Hamlet de Dinamarca.

 “...¡Todo esto es realmente apariencia, pues son cosas que el hombre puede fingir; pero lo que dentro de mí siento sobrepuja a todas las exterioridades, que no vienen a hacer sino atavíos y galas del dolor!...”


¿No se parece a lo que la sociedad postmoderna plantea? Esto de que todo sea apariencia, el “arte de mostrar” que somos algo que realmente no somos, lo cual lleva a angustias, depresiones y tristezas dentro de nosotros. Como dice el Sociólogo José Joaquín Brünner:


“...La fugacidad se ha vuelto parte del paisaje cultural que habitamos. Podemos estar aquí y en cualquier otro lugar, satélites y pantallas de televisión mediante. Pero al precio de aceptar la fugacidad. La globalización ensancha hasta el infinito el horizonte. La mirada postmoderna lo reduce al instante…”

Y ahora estamos a punto de enfrentarnos al Gran cuestionamiento de Hamlet, “el ser o no ser”, el vivir o morir, el seguir o detenerse y dejar que todo continúe pero sin nosotros.

“¡Ser o no ser: He aquí el problema! ¿Qué es más levantado para el espíritu: sufrir los golpes y dardos de la insultante fortuna, o tomar las armas contra un piélago de calamidades y, haciéndoles frente, acabar con ellas? ¡Morir..., dormir; No más!
¡Y pensar que con un sueño damos fin al pesar del corazón y a los mil naturales conflictos que constituyen la herencia de la carne!
¡He aquí un término devotamente apetecible!
¡Morir..., dormir! ¡Dormir!...¡Tal vez soñar!
¡Sí ahí está el obstáculo! ¡Porque es forzoso que nos detenga el considerar qué sueños pueden sobrevenir en aquel sueño de la muerte, cuando nos hayamos librado del torbellino de la vida!
¡He aquí la reflexión que da existencia tan larga al infortunio!
Porque ¿Quién aguantaría los ultrajes y desdenes del mundo, la injuria del opresor, la afrenta del soberbio, las congojas del amor desairado, las tardanzas de la justicia, las insolencias del poder y las vejaciones que el paciente mérito recibe del hombre indigno, cuando uno mismo podría procurar su reposo con un simple estilete?
¿Quién querría llevar tan duras cargas, gemir y sudar bajo el peso de una vida afanosa, si no fuera por el temor de un algo, después de la muerte, esa ignorada región cuyos fines no vuelve a traspasar viajero alguno, temor que confunde nuestra voluntad y nos impulsa a soportar aquellos males que nos afligen, antes que lanzarnos a otros que desconocemos? Así la conciencia hace de todos nosotros unos cobardes; y así los primitivos matices de la resolución desmayan bajo los pálidos toques del pensamiento, y las empresas de mayores alientos e importancia, por esa consideración, tuercen su curso y dejan de tener nombre de acción.”

Este monólogo de la obra, que data del siglo XVI sigue vigente y pone de manifiesto lo vertiginoso que ha sido el avance de las ciencias y la tecnología, sin embargo… la humanidad, como tal, muy poco ha avanzado e incluso pareciese retroceder en cuanto a su concepción de valores, principios, honorabilidad y respeto hacia sí misma.

Esta apreciación, desde todo punto de vista muy personal, podría aplicarse a nuestro globalizado y presuroso mundo, pero siendo venezolano, pues, la reflejo en nuestro entorno cotidiano, nuestra deteriorada realidad, en nuestro urbano paisaje manchado con salpicaduras de mínima calidad de vida…y en nuestro horizonte rural abandonado a su suerte…

Creo que haciendo cada cual sus oportunas y necesarias introspecciones, llegamos a esa encrucijada psicológica, en la que nos preguntamos: Ser o no ser?... seguir o abandonar?... Me quedo o me voy?... Vale la pena?... apuesto o me retiro?... en fin, las citas y cuestionamientos pueden seguir…y seguir…

En medio de una noche de tertulia con amigos, sale el tema en cuestión y aparece un debate en el que pregunto: Un suicida, es valiente al provocar y enfrentar su muerte? O es un cobarde por huir al sentirse derrotado por la vida?

Cada cual tendrá su propia respuesta a la pregunta, lo cual no es más que su propia opinión, que vendría a apoyar una posición u otra. Cabe destacar que no hay puntos medios, tonos grises, ni opciones de llamar a un amigo o consultar a la audiencia… es un asunto de todo o nada, blanco o negro, sí o no. Un tema muy propicio a nuestros tiempos… tiempos en los cuales la polarización nos lleva a ser de un extremo u otro, aborreciendo cualquier cosa que se aleje de nuestro “insigne e iluminado” criterio.

Cada uno puede responder según piense, sin necesidad de justificaciones, sin embargo sería conveniente que esa respuesta tuviese realmente sustentación, en el quehacer diario de cada uno, siendo honestos y sinceros entre el decir y el hacer… de lo contrario, se escuchará “decorado y elegante” pero será una absoluta hipocresía.